Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
Jaque al fotógrafo
A veces me pongo a pensar, solo a veces.
El caso es que en ocasiones me imagino el hecho de tomar una fotografía de naturaleza como si fuera una partida de ajedrez. Vas colocando tus piezas y decides empezar tu partida con una apertura simple de dos elementos. Una roca en la orilla y un islote al fondo. El contrario decide contraatacar y muestra unas nubes de colores imposibles que te hace cambiar de idea. Integras los colores a tu juego y con esos tres elementos buscas una nueva jugada. Le toca el turno al oponente. Tras un breve instante mueve ficha y las nubes se desplazan con rapidez. ¿Qué haces? Sacas a relucir a tu dama, calzas un densidad neutra y con una larga exposición consigues jugar con esas nubes en movimiento.
Así continua la partida. En ocasiones consigues tu propósito, en otras quedas en tablas y en alguna que otra es la naturaleza la que te hace jaque.
Pero este paralelismo va más allá de esta visión fabulada que os muestro. Por un lado tú puedes jugar al ajedrez sin más conocimiento que el movimiento de las fichas. Sin duda te lo pasarás bien, pero cuando el oponente se pone serio no tendrás nada que hacer. Lo mismo le pasará al fotógrafo en sus primeros pasos en los que se enfrenta a situaciones de luz adversas con los conocimientos elementales del manejo de su equipo y fundamentos básicos.
En ajedrez la manera de solventar esto será, además de la experiencia y la estrategia, estudiar en profundidad movimientos, aperturas y defensas. Prácticamente está todo inventado en el mundo del ajedrez, y de la mano de los maestros podemos irnos haciendo con una serie de recursos muy valiosos a la hora de jugar nuestra partida.
Para nosotros esto se traduce en estudiar la fotografía. Viendo las imágenes de grandes fotógrafos podemos ir decidiendo qué tipo de “estrategias” funcionan en cada situación. No se trata de copiar, sino de ir conociendo qué opciones “jugadas” funcionan bien según qué condiciones.
Una vez que el jugador de ajedrez ha estudiado infinidad de aperturas, contraperturas y demás movimientos es cuando el juego se pone interesante. Cuando todas las variantes previsibles de nuestras jugadas se han agotado entra en juego la estrategia. Pero para tener éxito en ella tenemos que reconocer patrones de juego. En ocasiones nos encontramos con que el contrario ha ocupado con sus fichas el centro del tablero. En otras una serie de figuras relevantes han sido arrinconadas en una esquina. El reconocimiento de estos patrones en el juego nos ayudará a buscar la mejor opción de forma rápida en cada situación.
En nuestro caso, si te enfrentas a un paisaje de costa con el mar embravecido y has visto como otros han resuelto con anterioridad una situación similar, tienes ya una opción más de llevar la partida a tu terreno. El ver cómo ciertos elementos nos ayudan a redondear una composición, o cómo cierto tipo de luz realza las texturas que nos rodean, son una serie de patrones de juego que podemos ir adquiriendo para aprovechar al máximo nuestras partidas.
Ya después, tanto en el caso del jugador de ajedrez como en el del fotógrafo, todo queda en manos de la perseverancia, de la experiencia y como no, de la imaginación para buscar opciones nuevas.
Y tan cierto…
Un saludo!!!
Esta partida la ganaste de largo.
La luz se dejó llevar, el tiempo lo jusgaste a tu favor y con la composición viste muy bien como quería jugartela.
Enhorabuena por el resultado.
Saludos desde el norte.
Gracias Javier. Espero conseguirlo al gin día . si todo va bien quiero ir a ordena con vosotros, ya os diré algo.