Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
Fotógrafo cazador Vs fotógrafo recolector
El otro día viendo la televisión me llamó la atención una de esas noticias que ponen al final de los telediarios.
En ella un grupo de científicos querían descubrir si era cierto que los hombres y las mujeres no se comportan igual a la hora de hacer las compras.
Para ello soltaron en un supermercado a varias personas con una lista de compra. Los datos de dicho experimento revelaban que los hombres tardaban menos tiempo en hacer las compras que las mujeres, y que la cuenta de la compra de ellas era sensiblemente menor que la de ellos.
La verdad es que en mi caso eso es cierto, jeje, pero la credibilidad que doy a este tipo de cosas es casi nula. Además lo mas curioso era la explicación que daban para este hecho. Según ellos la razón de que esto sea así viene de los roles de género que había en la prehistoria, el hombre cazador y la mujer recolectora.
¡Según la tele eran científicos! Jeje
Olvidándonos de las cuestiones de género y aplicando estos dos comportamientos al mundo de la fotografía sí es cierto que es fácil identificar a estas dos figuras.
Por un lado tendríamos al fotógrafo cazador. En el caso de la fotografía de paisaje es aquel incansable buscador de las grandes escenas, recolector de los sitios más excepcionales de nuestro planeta capturados con las mejores luces. Viajarán a lugares remotos solo con la idea de capturar con su cámara la deseada presa. En el caso del fotógrafo de fauna sería algo similar. Ávido de capturar todos los ejemplares posibles para completar la colección.
Por el otro lado estaría el fotógrafo recolector. En el caso de la fotografía de paisaje suele huir de los grandes escenarios, busca visiones más personales donde el lugar no es tan importante. En ocasiones cuando vemos una imagen de este tipo el lugar no es reconocible. No le importa repetir sitios en los que ya ha estado porque sabe que un lugar tiene muchas visiones, solo están esperando a que alguien las encuentre. En el caso del fotógrafo de fauna ocurre un poco lo mismo. No se obsesiona con buscar nuevas presas, es capaz de tirarse un año entero sacando a la misma especie con tal de captar la esencia que le trasmite ese animal.
Creo que todos nosotros seriamos capaces de identificar fácilmente estos patrones en conocidos y compañeros, incluso nos sentiremos identificados con muchas de sus características. Lejos de los desvaríos de los “científicos” antes mencionados no se me ocurriría asociar cualquiera de estas características a nadie según su género, es más conozco alguna compañera que es puramente cazadora, jeje.
De hecho pienso que la mayoría de nosotros tenemos parte de los dos tipos fotógrafo. Creo además que ahí está la gran riqueza, esa mezcla de cazador y recolector, esa necesidad de nuevas presas sin olvidar el recrearse en cosas más personales.
Quizá hoy en día las redes sociales hagan que el instinto cazador sea el que está más de moda… Pero eso ya es otra historia.
«la mayoría de nosotros tenemos parte de los dos tipos fotógrafo». Ahí le has dao!!!
Yo no me canso de pasarme horas en un hide, esperando a ver si hoy tengo suerte y consigo una especie nueva. Si eso se considera cazadora de imágenes , pues entonces si lo soy…