Cuando uno recibe tantos buenos momentos del entorno natural, uno siente la necesidad de agradecer a la naturaleza su generosidad con pequeños gestos. Muchos pensaran que el esfuerzo no merece la pena, pero cada nuevo brote, cada una de estas pequeñas acciones, es un empuje para que el mundo siga siendo ese lugar que tanto nos fascina. Este soleado domingo nuestros amigos de Txirpial se pusieron manos a la obra, dispuestos a recuperar una ladera que hace unos años había sido pasto del fuego.
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