Mi visión de Islandia (y 8)

Bueno, ya llegamos a la última entrada sobre el viaje a Islandia.

Poco más puedo deciros de este lugar. Es tan distinto a lo que nos rodea habitualmente que te sientes como un niño pequeño en una juguetería.

Sin duda la manera más barata de viajar a otro planeta.

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Para los fotógrafos es una auténtica joya, tanto si buscas los paisajes más vistos y reconocibles como si prefieres perderte y buscar tu propia visión.

Yo intenté las dos cosas, espero haberlo conseguido. Yo desde luego disfruté. Disfruté haciendo fotos, disfruté viviendo los sitios y disfruté con la convivencia del viaje.

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Sobre estas lineas los picos de Stokkness. Desde que vi las primeras fotos de este lugar de mano de mi amigo Iñigo sabía que tenía que ir allí. En nuestro planning inicial queríamos estar allí un atardecer y el amanecer siguiente, pero fue una de las cosas que nos tocó sacrificar para hacer el viaje en avioneta.

Tocó llegar allí a oscuras, sin conocer el lugar, sin poder afinar la localización. El lugar magnífico. Un paisaje precioso y aunque no era la época se le adivina un auténtico paraíso para las aves. Un lugar al que acercarse con cuidado para no degradarlo con nuestra huella de humano que tiende a comportarse como un elefante en una cacharrería.

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Para el final y anticipándonos al cansancio que sabíamos que nos iría haciendo mella, dejamos las zona más accesibles y tranquilas para el final.

Vik y las grandes cascadas que jalonan la N1 son muy accesibles y suponen poco esfuerzo físico.

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En la costa de Vik teníamos dos localizaciones marcadas y no nos defraudaron. Estas que os muestro están hechas el mismo amanecer. Las primeras desde un aparcamiento con unas luces que nos sorprendieron a todos, ya que el atardecer y la noche se paso todo el rato lloviendo. Por suerte acampamos allí mismo y en cuanto vimos que dejaba de llover ya estábamos listos para fotografiar.

En la foto de abajo podéis ver desde donde están hechas las fotos anteriores. Aun después de hacer aquellas fotos y recoger el campamento aun era muy temprano y llegamos a Reynisfjara antes de que la invadieran los autobuses de turistas.

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Aquí la lluvia volvió a visitarnos con insistencia, así que qué mejor que usar esta pequeña cueva y la imaginación para buscar fotos distintas.

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Cerca de allí se encuentran los restos de un antiguo avión del ejercito americano. Nuestra intención era haberlo visitado la noche anterior y jugar a iluminarlo, pero la lluvia…

Aun así nos acercamos y mereció la pena. He preferido no poneros el video conduciendo por la pseudo-pista que lleva hasta la avioneta, no sea que le quiten el carnet a alguien, jeje.

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No siempre puedes estar en todos los sitios que te gustaría a la mejor hora, así que las cascadas de Seljalandfoss y Skogafoss nos tocó compartirlas con un montón de gente…

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Esto hace que fotográficamente no disfrutes tanto como en otros sitios, así que me dediqué más a disfrutar del lugar en si y a jugar un poco con el tele y las formas que ofrecía el agua al caer.

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Ya no quedaba tiempo para mucho más. Bueno si, decidimos dar un paseo por Reykjavik y darnos un bañito en la blue lagoon. Sin duda nuestros compañeros de avión nos lo agradecerían.

Os muestro a continuación algunas fotos realizadas entre los cuatro donde se nos ve las caras de asombro, alegría, sorpresa, cansancio… según el momento.

Gracias a Ricardo, Juan Carlos y Jose por ser tan buenos compañeros de viaje.
Gracias a Jose que se pegó un curro adicional planificando todo al detalle.
Gracias Iñigo ya que gracias a sus fotos hace ya unos cuantos años me fue poniendo los dientes largos para realizar este viaje.
Gracias a Guille y Marina por contarnos vuestra experiencia anterior que nos ayudó tanto (no os perdáis los post en su blog).
Gracias a Pere por animarnos a no quedarnos solo con las postales.
Y gracias a todos los que habéis estado siguiendo esta crónica. Ojalá pudiera escaparme más a menudo a sitios así y poderlo compartir.

…Por cierto, al séptimo día la cámara resucitó

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