Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
Cuando buscamos representar en una fotografía la belleza que nos rodea, emprendemos un camino de aprendizaje que rara vez tiene fin. Desde conocer los parámetros y mecanismos del equipo fotográfico, hasta asimilar cómo se mueve y comporta la luz. Desde buscar el modo de ampliar el rango dinámico que se nos presenta, hasta estudiar las mareas o el recorrido de la luna y el sol. Desde conseguir usar nuestro equipo en las peores condiciones, hasta llegar a comprender el comportamiento de los animales y de las estaciones.
Pero lo más importante que aprendemos en este camino es a amar y respetar esos paisajes y especies, esos delicados lugares que tanto nos aportan. Como en todo, no todo el mundo aprende igual de rápido, ni de la misma manera. Pero en nuestra mano está el ir divulgando esos valores para que aquello que apreciamos siga ahí después de nuestro paso.