Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
El fotógrafo competitivo.
Parte de nuestro instinto nos obliga a competir con los que tenemos a nuestro alrededor. Esto también ocurre en el mundo de la fotografía: vemos la imagen de alguien y buscamos cómo mejorarla. Este fenómeno se ha multiplicado con los foros y las redes sociales.
Ya no se trata de mostrar algo con nuestras fotos, si no de ser la foto más vista, más comentada, con mayores “likes” y demás historias. Lo que mostramos, o aquello que queríamos contar, deja de tener importancia y solo vale el impacto que tenga en estas redes. Somos capaces incluso de denostar a otros para que nuestra imagen quede por encima.
Yo me considero un fotógrafo competitivo, pues creo que en la fotografía, o en cualquier otra disciplina creativa, es importante buscar siempre el camino para mejorar, para crecer en nuestra manera de mostrar nuestro trabajo. Pero no se trata de “ser el mejor”, no es una carrera con más corredores en la que lo único que importa es ser el primero.
Nuestro gran rival somos nosotros mismos. Se trata de irnos ganando poco a poco. De ir recorriendo peldaños, cada uno a su ritmo, e ir evolucionando. Se trata de crecer, probar, explorar y descubrir todo aquello que tenemos y de lo que muchas veces no somos conscientes.
Como escuché hace bien poco a una persona que admiro mucho, no se trata de “ser el mejor”, simplemente se trata de “ser mejor”.