Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
YOROKOBU
Normalmente cuando viajo en avión procuro llevarme algo de lectura para olvidarme del sitio tan estrecho en el que estoy y que el viaje no se me haga muy largo. Esta función parecen querer cubrir las revistas que hay en los aviones, pero las pobres se leen tan rápido que apenas duran unos minutos más allá del despegue.
El otro día tocó un viaje corto, así que no me llevé nada y me quedé ojeando una de estas revistas. La verdad es que el contenido de las mismas es algo ligero, pero cumple su función. Lo que más me impacto fue un anuncio de una revista digital,
Yorokuro, que significa “estar feliz” en japonés. Tratan temas de inspiración, creatividad, diseño, sostenibilidad, vamos que me gustó el tema. Tienen web, blog y demás historia.
Ahora es cuando os preguntaréis a cuenta de que viene todo esto.
Lo que realmente me llamó la atención fue la presentación: “Conoces la sensación. Aparece siempre que te encuentras 50 euros en el bolsillo de una vieja cazadora o te ingresan la paga extra. Sí hombre sí. Esa que inevitablemente recorre nuestro cuerpo cuando estamos a punto de morder la primera onza de chocolate, nos metemos en una cama de sábanas limpias que huelen a suavizante o divisamos, en hora punta, una caja vacía en el supermercado. ¿Te vas acercando? Exacto. Es la felicidad.”
Según lo leía me venía a la mente un montón de momentos fotográficos. Ese amanecer lluvioso que justo se abre para mostrar una luz única. Esa sensación cuando tras buscar la foto sin encontrarla empiezas a descubrir lo que estabas buscando.
Son momentos que no se pueden describir. Instantes precedidos de esfuerzos y penalidades. De horas robadas al sueño, de frío dentro del hide. Momentos en los que te preguntas qué leches haces ahí, en mitad de la nada, en vez de estar en casa calentito. Y de repente surge. El ave asoma frente a ti y se luce en un momento único. Ese momento, ese instante no puede describirse de otra forma, es puro YOROKOBU.
Estar feliz, casi nada. En ocasiones viene solo, es una sorpresa que no la buscamos, que nos sorprende. En el mundo de la fotografía de naturaleza, aunque siga sorprendiéndonos, no puede decirse que no la busquemos.
De hecho quizá esa búsqueda sea la que nos impulsa a lanzarnos a esas penalidades de las que hemos hablado.
Ese instante, ese momento de “estar feliz”.
Ese momento de YOROKOBU.