Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
El maestro está para ayudar a ver, no para cegar a sus discípulos.
jose luis sampedro
Esta frase cada vez que la leo marca más mis pasos.
Sin duda todos hemos tenido algún fotógrafo de referencia, alguien que nos ha influido de sobremanera. Te empapas tanto de su trabajo que casi no puedes ver más allá, es como una larga sombra que te tapa la luz. Intentamos hacer sus fotos, imitar su camino. Pero esto mismo nos cierra los ojos a ver nuestra propia fotografía.
Cuando empecé con los talleres no era consciente al cien por cien de este hecho. Yo explicaba mi visión, mi método, pensando que ayudaba a la persona que tenía delante. Muestras tu forma de trabajar, tu visión de la fotografía, la luz, la composición, el procesado…
Hoy en día, aunque el método sigue siendo prácticamente el mismo, la consciencia de esta frase está siempre presente. Sin duda, cuando alguien asiste a un curso o taller de alguien es por que le gusta su trabajo y le gustaría aprender a hacer cosas parecidas. Y eso está bien, hay un montón de compañeros de los que me gustaría aprender su forma de trabajar.
El problema viene cuando el asistente se queda con lo aprendido como un axioma único e inamovible. Adquiere esa verdad como la única verdad posible, negando todo lo demás.
Por mi parte intento enseñar mi método, mi visión, pero intentando que la adapten a su propia manera de hacer fotografía. Que lo aprendido sea una herramienta más para conseguir encontrar su propia fórmula, un instrumento para ir mejorando y evolucionando.
Creo además que todos nos encontramos en ese proceso sin fin, mejorar y evolucionar.