El mar era un misterio para nuestros antepasados, una fuente ilimitada de recursos y, a la vez, un ente terrible capaz de la mayor de las desgracias.
Buscando la mayor protección posible toda nuestra costa se encuentra custodiada por una serie de ermitas que ya forman parte del paisaje costero.
Esta que veis en la foto es la de Santa Katalina, junto a Mundaka. Pueblo que aunque hoy en día es famoso entre los surfistas por su ola, guarda una gran tradición pesquera.
It looks so misterious. Beautiful.
Genial esa compsición vetical. Además esa hilera de hierba denotando una linea curva con ese color verde-amarillo le da el toque de interés que rompe esa cantidad de tonos semejantes que tiene la imagen.
Si vuelvo por ahí en invierno intentaré pasarme.
Saludos 😉