Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
Arco de luz.
La foto que os quiero mostrar en esta ocasión tiene unos cuantos años. Fue un momento fugaz justo cuando las primeras luces, que querían colarse en el interior del bosque, y una fina niebla, casi imperceptible hasta ese momento, nos brindaron este “arco de luz”.
Nos encontrábamos en el hayedo de Otzarreta y nuestro objetivo era el “árbol de Isabel”, hoy en día tan famoso. Tras un buen madrugón nos pusimos en camino y, subiendo el puerto, una densa niebla hacía presagiar una sesión de fotos memorable. Por desgracia, al acercarnos al bosquecillo de hayas, la niebla nos hizo un quiebro y se negó a entrar en él. De todas formas, ya que estábamos, no nos íbamos a volver sin sacar a pasear nuestra cámara. Así que en ésas nos encontrábamos, sacando algunos detallitos y probando cosas.
Veíamos que el sol rápidamente haría acto de presencia y que casi lo mejor que podríamos hacer a partir de ese momento era guardar el equipo y dirigirnos a desayunar. Para nuestra sorpresa, lo mejor estaba por llegar.
Desde entonces hasta hoy la naturaleza no ha dejado de sorprenderme. Y aunque con el tiempo crees ir conociendo lo que va a pasar, la mayoría de las veces los mejores momentos llegan cuando menos te lo esperas.
Pues realmente es espectacular ese arco de luz y como bien dices Javier la naturaleza siempre nos sorprende en momentos inesperados.
Fantástica fotografía captada en el momento justo.
Un abrazo !!
Raimon.