Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
PREGUNTAS A UNO MISMO.
Siempre he creído que en el mundo de la fotografía uno no para de aprender cosas. Sin duda esto pasa en todas las actividades creativas, y en todas se van produciendo procesos de avance y de estancamiento.
Viendo foros y webs cada vez se encuentran más fotos técnicamente correctas y a la vez menos que transmitan. Creo que, en ocasiones, todos nos dejamos llevar por esa búsqueda de la perfección técnica, olvidándonos de lo que realmente se trata: de transmitir y de comunicar. Creo que llegado ese punto sería interesante ser más crítico con nosotros mismos y examinar de forma más profunda nuestras propias imágenes.
Está claro que una buena fotografía tiene muchos ingredientes posibles. En ocasiones con uno solo, por su fuerza o intensidad, será suficiente. En otras se irán sumando una serie de factores. A continuación enumero algunos de ellos, aunque como todo, siempre será algo subjetivo y personal:
- Resulta satisfactoria: Más allá de que tenga algún fallo técnico cumple las expectativas del espectador.
- Estimula y provoca. Si no capta el interés del que está viendo la foto puede ser correcta pero nada más.
- Está compuesta por varias capas. Una imagen que funciona a más de un nivel funciona mejor. Como espectadores nos gusta descubrir.
- Encaja en un contexto cultural. La fotografía enlaza con la experiencia visual del individuo.
- Contiene una idea. Una imagen necesita atraer la imaginación del espectador, y no solo su atención visual.
- Misterio. Una imagen demasiado obvia a menudo no resulta muy interesante. Si conseguimos que el espectador se haga preguntas sobre ella conseguiremos retener su atención.
Como veis, muchas de estas ideas se entrelazan entre sí, aunque con matices. No se trata de obsesionarse con ellas cada vez que tengamos la cámara en nuestras manos, pero sí pueden ayudarnos cuando queremos buscar algo un poquito más allá de la típica foto-postal.