Texto perteneciente a la sección «Susurros de la naturaleza» de la revista LNH
ESTILO, FUENTES DE INSPIRACIÓN Y OTRAS HIERBAS
Como en cualquier otra disciplina la búsqueda de un estilo propio dentro de la fotografía de naturaleza puede durar toda la vida. Aunque en ocasiones, cuando escuchas a gente ya consagrada, pareciera que su estilo es único, propio y genuino esto rara vez es así, y todos tenemos una fuerte referencia y fuente de inspiración. En ocasiones no se trata de más de uno o dos autores que han marcado fuertemente en nosotros su manera de ver, entender y hacer la fotografía. En otras las fuentes son tantas y tan variadas que quizá cueste más decidirse por una predominante sobre las demás.
Por mi parte, a pesar de tener muchas fuentes de las que beber, hay un claro referente que ha marcado mi manera de hacer fotografía. Ya no solo a la hora de hacerla como tal, si no a la hora de concebir lo que significa “fotografía de naturaleza”. Además he tenido la suerte de compartir varias sesiones de fotografía con esta persona y creo que aprendí mas en una tarde con él que en varios años leyendo libros, viendo fotografías por ahí u ojeando webs de fotografía.
El problema es si tomamos un referente y su visión termina por ahogar nuestro propio aprendizaje. En muchas ocasiones veo compañeros que se obcecan en repetir lo que ven que hacen estos compañeros sin intentar ir un poco más allá. Creo que se pierden la parte más bonita de esta afición, ese camino de búsqueda constante de nuevos retos.
Yo tengo la suerte, a través de los talleres que imparto, de compartir momentos con muchos fotógrafos que están empezando. Cada uno tiene unas ideas y puntos de vista propios de los que muchas veces yo aprendo tanto como ellos de mí. Y aunque siempre intentas trasmitir tu visión y concepto propio de fotografía, no hay cosa más bonita que ver como muchos de ellos toman tus conceptos como base para buscar nuevos caminos.
Igual que ellos yo me sigo mirando en ese espejo de referencia, pero solo como un bastón de apoyo para explorar nuevos caminos. Es como esos ruedines que nos ponían en las bicicletas para enseñarnos a pedalear sin miedo.