Corazones desnutridos

En muchas ocasiones cuando salgo a hacer fotos no me interesa demasiado lo que tengo delante. No voy buscando tomar una foto de un lugar determinado o de un hecho específico. Simplemente salgo con la necesidad de expresarme y contar algo.

Conozco muchos sitios, no tantos como me gustaría, que sabes que dan mucho juego para este tipo de situaciones, para este tipo de “búsquedas”. Pero no siempre es así, a veces el sitio más insospechado te puede abrir la cabeza y darte la posibilidad de sacar eso que llevas dentro.

No siempre es fácil. Conseguir que unas piedras o un paisaje transmitan algo más allá del impacto visual puede resultar una tarea ardua, pero no por ello menos fascinante.

La emotividad en la fotografía va muchas veces de la mano de la empatía. Y la empatía siempre es más sencilla cuando lo que tenemos delante tiene cierto lazo de unión con nosotros mismos. Una cara, una persona humana en una imagen nos va a permitir trasladar de una manera más directa las propias emociones del individuo que estamos fotografiando. Incluso con la fotografía de animales este grado de compatibilidad emocional que desprende el motivo se puede producir de una manera bastante rápida e impactante.

Dicen que los ojos son el espejo del alma. En los retratos el peso visual y emocional de los ojos marca la pauta y seguro que todos recordamos imágenes en las que la mirada del que nos observa desde la fotografía nos sacude por dentro y hace que algo se agite. La propia situación que tenemos delante puede trasmitir una serie de emociones que nos dejan huella largamente.

«La niña del Napalm» Nick Ut

«La niña Afgana» Steve McCurry

¿Pero que ocurre cuando pretendes hacer esto con elementos que no tienen ningún rasgo “vivo”?

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4 respuestas a Corazones desnutridos

  1. Julia Silva dijo:

    Me encanta leerte Javier. Excelente trabajo.

    • Javier Alonso Torre dijo:

      Gracias Julia.
      Poco a poco retomaré el blog que lo tenía algo aparcado

  2. Iker dijo:

    Una mirada, sea animal o humana. y como conocedores de su expresión, siempre nos va a «llegar» antes que cualquier elemento de la naturaleza, ya que ésta última no se expresa en nuestro mismo» idioma»; y qué decirte de trasmitir con ella? Es un trabajo laborioso, pero a su vez enriquecedor y entretenido. Cada vez intento salir más a hacer eso que comentas en la primera frase de la entrada, aunque todavía me queda un larguísimo camino que recorrer.